Niños rohingya en Cox S Bazar: Vivir en constante miedo

Niños rohingya en Cox S Bazar: Vivir en constante miedo

Cox’s Bazar/Berlín: siete años después del escape masivo de Rohingya desde Myanmar a Bangladesh, la situación de las familias fugaces en el bazar de Cox sigue siendo preocupante. Más de 700,000 personas, incluidas muchas mujeres y niños, viven allí en condiciones inciertas que se caracterizan por el miedo y la amenaza constante. Las últimas entrevistas de Save the Children ilustran las graves condiciones de vida de los afectados y la violencia continua asociada.

Un residente de 15 años que fue descrito en la entrevista como un cohinooor* describe la realidad de la vida, que está formada por miedos constantes: "Mi hermana no puede dormir por la noche debido al pánico; está inquieta y perturbada toda la noche. Se dispara día y noche. Ni siquiera podemos ir a la escuela". Estas declaraciones impactantes dan una idea de la realidad de los niños que viven bajo la presión constante en un entorno en peligro de extinción.

Incertidumbre insoportable en la vida cotidiana

Las encuestas muestran que muchos niños y adolescentes en los campamentos no solo sufren miedo, sino que también son testigos regularmente testigos terribles, como secuestros o amenazas de grupos armados. Resulta que la inestabilidad política en Bangladesh también ha afectado el cumplimiento de la seguridad en los campamentos, lo que lleva a una disminución en la presencia policial. Casi la mitad de los hogares encuestados indican tener miedo a la violencia y al crimen.

El estrés psicológico es enorme y la salud mental de los niños sufre de presión constante. Estudios anteriores de Save a los niños ya condujeron al hecho de que muchos niños se ven afectados por el estrés, la ansiedad y la depresión. Una tendencia particularmente preocupante que se enfatizó en las conversaciones es el aumento de los matrimonios tempranos y forzados, que es considerado por los grupos armados y las familias preocupadas.

Además de los desafíos psicológicos, siempre hay amenazas físicas de los desastres naturales. Incendios enteros, inundaciones y deslizamientos de tierra ponen en peligro las condiciones de vida ya precarias de los refugiados rohingya porque tienen que vivir en alojamientos simplemente construidos que a menudo no ofrecen la protección deseada.

Protección y soporte necesarios

Marina Seizov, que se ocupa de los proyectos en Cox’s Bazar para Save the Children, describe un desarrollo preocupante en la disponibilidad de ofertas de ayuda: "Cada vez menos personas visitan nuestros centros de aprendizaje y salud o participan en nuestras actividades en los clubes de los niños". Para muchos niños, estas instalaciones son el único lugar donde pueden sentirse seguros e interactuar con sus compañeros. La aceptación de la participación indica el creciente miedo a los niños, lo que enfatiza la necesidad de implementar más medidas de protección.

El gobierno de transición de Bangladesh le pide a

salvar a los niños que tomen medidas con urgencia dirigida para garantizar la seguridad de los niños y para permitirles tener derecho a la educación y el trabajo. No solo parte de su infancia puede ser devuelta a los niños rohingya, sino que también espera un futuro mejor en un entorno seguro a estable.

El conflicto rohingya no es solo una crisis humanitaria que con urgencia necesita ser resuelta, sino que también muestra los desafíos con los que muchos niños se enfrentan en situaciones de crisis. Save the Children ahora ha racionalizado lo importante que es abordar tales desafíos para que ningún niño tenga que sufrir incertidumbre y los peligros que representan la realidad de muchos rohingya hoy.

* Nombre para protección cambiado

creciente violencia e incertidumbre en el bazar de Cox

Más y más informes que aumenta la violencia en los campos de refugiados de Bazar de Cox, la ya precaria situación de los niños rohingya. En los últimos años, los informes de la ONG han señalado un patrón preocupante de abuso, secuestro y violencia sexual. Estos problemas fueron reforzados por los efectos de los desastres naturales y la falta de condiciones de vida estables. Los meses de estadía en los campamentos y el aislamiento social asociado hacen que los niños y adolescentes sean más vulnerables, especialmente en una situación en la que las fuerzas de seguridad no están suficientemente presentes.

El miedo al crimen es omnipresente para los niños rohingya. Como se menciona en los informes de Save the Children, casi cada segundo hogar afirma que tienen miedo a la violencia. Esto tiene un impacto en su salud física, pero también en su pozo mental, que ya se ve afectado por las pérdidas y el trauma en su tierra natal.

Una mirada a la ayuda humanitaria y sus desafíos

La situación humanitaria actual en el bazar de Cox es extremadamente tensa. A pesar de los esfuerzos de organizaciones como Save the Children y otras ONG, existen desafíos importantes que limitan la efectividad de las medidas auxiliares. El acceso a la educación, la atención médica y el apoyo psicológico aún es limitado. Muchos niños no asisten a la escuela y los padres no pueden trabajar, lo que significa que las familias tienen que vivir en la pobreza extrema.

Las organizaciones humanitarias también luchan con la escasez de recursos y el aumento de la demanda. Según las Naciones Unidas, casi 900,000 refugiados rohingya dependen de la ayuda humanitaria, pero el financiamiento a menudo no es suficiente para satisfacer las necesidades existentes. La escasez de alimentos y el acceso al agua y el cuidado sanitario son problemas constantes que continúan empeorando las condiciones de vida en los campamentos.

Se pide a la comunidad internacional que reduzca la presión financiera y logística sobre las organizaciones de ayuda para garantizar que las comunidades rohingya reciban el apoyo requerido. El enfoque debe estar en la protección de los derechos de los niños para permitirles tener un futuro mejor.

covid-19 y sus efectos

Los efectos de la pandemia Covid 19 han apretado aún más la situación humanitaria de los refugiados rohingya en el bazar de Cox. La pandemia no solo obstaculizó el acceso a vacunas y atención médica, sino que también aumenta la fragilidad económica de las familias en cuestión. Muchos programas de ayuda se suspendieron o redujeron debido a restricciones de salud. La incertidumbre resultante ha cargado aún más el pozo psicológico de muchos niños, lo que ha aumentado el estado ya crítico de su salud mental.

Además de la filiscalidad de Covid-19, el estrés psicosocial en los niños se muestra en los campamentos. No solo están expuestos a la amenaza constante de violencia, sino que también tienen que lidiar con las consecuencias del aislamiento y el estrés que han surgido de la pandemia. Por lo tanto, es crucial que la comunidad internacional reaccione a estos desafíos y proporcione recursos adicionales para ayudar a los niños rohingya en este momento difícil.

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